sábado, 14 de octubre de 2017

Papa Francisco: el clericalismo es un mal que aleja al pueblo de la Iglesia


Misa en Santa Marta(RV).- El espíritu del clericalismo es un mal presente también hoy en la Iglesia y la víctima es el pueblo, que se siente descartado y abusado. Es cuanto afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. En esta celebración Eucarística también participaron los integrantes del Consejo de los nueve Cardenales. Francisco advirtió acerca del peligro que corren los pastores si se convierten en intelectuales de la religión con una moral alejada de la Revelación de Dios.

El pueblo humilde y pobre que tiene fe en el Señor es víctima de los “intelectuales de la religión”, “los seducidos por el clericalismo”, que en el Reino de los cielos estarán precedidos por los pecadores arrepentidos. Citando las palabras de Jesús propuestas en el Evangelio de San Mateo, el Papa Bergoglio, destacó que el Señor se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo deteniéndose sobre su papel. “Tenían – dijo – la autoridad jurídica, moral y religiosa” y “decidían todo”. Anás y Caifás, por ejemplo, – explicó Francisco – “juzgaron a Jesús”. Eran los sacerdotes y los jefes que “habían decidido matar a Lázaro”, y Judas había ido a verlos para “negociar”, de modo que así “Jesús fue vendido”. Un estado de “prepotencia y tiranía hacia el pueblo” al que llegaron – prosiguió explicando el Papa – instrumentalizando la ley:

“Pero una ley que ellos rehicieron tantas veces: tantas veces hasta llegar incluso a los quinientos mandamientos. Todo estaba regulado, ¡todo! Una ley construida científicamente, porque esta gente era sabia, y conocía todo bien. Tenía todos esos matices, ¿no? Pero era una ley sin memoria: se habían olvidado del Primer Mandamiento, que Dios dio a nuestro padre Abraham: “Camina en mi presencia y sé irreprensible”. Ellos no caminaban: estuvieron siempre detenidos en sus propias convicciones. ¡Y no eran irreprensibles!”.

Por tanto – prosiguió explicando el Pontífice – “se habían olvidado de los Diez Mandamientos de Moisés”, con la ley “hecha por ellos, intelectualista, sofisticada y casuística”, “borran la ley hecha por el Señor”. Y su víctima – como sucedió con Jesús – es el “pueblo humilde y pobre que confía en el Señor”. Y subrayó que “aquellos son descartados”, que conocen el arrepentimiento incluso si no cumplen la ley, y sufren estas injusticias. Se sienten “condenados” y “abusados” – subrayó el Santo Padre – por parte de quien es “vanidoso, orgulloso y soberbio”. Y observó que “un descarte de esta gente fue Judas:

“Judas fue un traidor, ¡pecó mucho eh! Pecó enormemente. Pero después el Evangelio dice: “Arrepentido, fue a devolverles las monedas”. Y ellos ¿qué hicieron? “Pero, tú fuiste socio nuestro. Quédate tranquillo… ¡Nosotros tenemos el poder de perdonarte todo!”. ¡No! “¡Arréglate como puedas! ¡Es un problema tuyo!”. Y lo dejaron solo: ¡descartado! El pobre Judas traidor y arrepentido no fue acogido por los pastores. Porque ellos habían olvidado lo que significa ser pastor. Eran los intelectuales de la religión, los que tenían el poder, los que llevaban adelante la catequesis del pueblo con una moral hecha por su inteligencia y no por la revelación de Dios”.

“Un pueblo humilde, descartado y aporreado por esta gente”: también hoy en la Iglesia – observó el Obispo de Roma – suceden estas cosas. “Está ese espíritu de clericalismo” – explicó –, “los clérigos que se sienten superiores, que se alejan de la gente,” que no tienen tiempo de escuchar a los pobres, a los que sufren, a los presos, o a los enfermos”:

“El mal del clericalismo ¡es una cosa muy fea! Es una edición nueva de esta gente. Y la víctima es la misma: el pueblo pobre y humilde, que espera en el Señor. El Padre siempre ha tratado de acercarse a nosotros: ha enviado a su Hijo. Estamos esperando, esperando en espera gozosa, exultantes. Pero el Hijo no entró en el juego de esta gente: el Hijo estuvo con los enfermos, los pobres, los descartados, los publicanos, los pecadores y las prostitutas, y esto es escandaloso. También hoy Jesús nos dice a todos nosotros, y también a los que están seducidos por el clericalismo: “Los pecadores y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el Reino de los Cielos”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).
Papa Francisco
Homilía del Papa en Santa Marta
13/12/2016 

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Yo también ato la influencia de cualquier alma perdida o caída que pueda estar presente y todos los emisarios de los cuarteles satánicos o cualquier asamblea de brujos o hechiceros o adoradores de satanás que puedan estar presente en algún modo preternatural. ­ Yo clamo a la sangre de Jesús en el aire, atmósfera, agua, fuego, viento, la tierra y todos sus frutos, y debajo de la tierra. En el nombre de Jesucristo yo le prohíbo a todos los adversarios mencionados que se comunique o ayuden unos a otros de cualquier modo, o que se comuniquen conmigo, o que hagan cualquier cosa excepto que yo les mando en el nombre de Jesús. En el nombre de Jesucristo yo sello este lugar y a todos los presentes y a todos los familiares, amigos y conocidos de los presentes, y también sus lugares, posesiones y fuentes de aprovisionamiento en la sangre de Jesús. (Repetir tres veces) En el nombre de Jesucristo yo le prohíbo a cualquier espíritu perdido, asamblea de brujos, grupos, satánicos, o emisarios o cualquiera de sus colaboradores que me hagan daño o que tomen venganza sobre mí; mi familia y mis conocidos o causen daños a cualquier cosa que nosotros tenemos. En el nombre de Jesucristo y por los méritos de su preciosísima sangre, yo rompo y disuelvo cualquier maleficio, hechizo, encantamiento, ardid, brujería, atadura, trampa, engaño, mentira, tropiezo, obstáculo, decepción, desvío, o distracción, cadena espiritual o influencia espiritual, también toda enfermedad del cuerpo del alma, mente o espíritu puesta sobre nosotros o sobre este lugar,. o sobre cualquiera de las personas, lugares o cosas mencionadas por cualquier agente o atraída sobre nosotros por nuestros propios errores o pecados. (repetir tres veces) Yo ahora coloco la cruz de Jesucristo entre mi y todas las generaciones en mi árbol genealógico. Yo declaro en el nombre de Jesucristo que no va a haber comunicación directa entre las generaciones. Toda comunicación será filtrada por medio de. la preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. María inmaculada cúbreme en la luz, poder y fuerza de tu fe. Padre, por favor envía los ángeles y santos para que me asistan. Gracias, Señor Jesús, por ser mi sabiduría, mi justicia, mi santificación, mi redención. Yo me rindo al ministerio de tu Espíritu Santo, y recibo tu verdad en cuanto a la sanación intergeneracional. . Gloria, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, por los siglos de los siglos, Amen. ORACIÓN DE LIBERACIÓN (Monseñor Morales) Señor nuestro Jesucristo te adoro, te alabo, te bendigo, gracias por tu infinito amor por el que te has hecho uno de nosotros naciendo de la Virgen María y por el que subiste a la Cruz para dar tu vida por nosotros. Gracias por tu sangre preciosísima con que nos has redimido. Con tu sangre preciosísima brotada de tus sacratísimas sienes traspasadas por espinas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico. Con tu sangre preciosísima brotada de tu hombro y espalda llagados por la Cruz a cuestas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico. Con tu sangre preciosísima brotada de tu costado abierto por la lanza: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico. Con tu sangre preciosísima brotada de tus pies y de tus manos traspasados por los clavos: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico. Con tu sangre preciosísima brotada de todo tu cuerpo llagado por los azotes: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico. Tres veces Gloria Amén, Amén, Amén. PLEGARIA DE LIBERACIÓN Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas sean liberados del maligno que los ha esclavizado. Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda. De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. De toda forma de desorden en la sexualidad , nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. De la división de la familia, de toda amistad mala: Líbranos, oh Señor. De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor. Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”, por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. ¡Amén!