En aquel tiempo Jesús les dijo: "El que viene de lo alto está por encima de todos.
El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la
Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él".
Comentario del Evangelio por: San Ireneo de Lyon (c.130-c.208),
obispo, teólogo y mártir. Contra la herejías, IV, 37
"El que cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que se niega a creer no verá
la vida"
"Dios hizo libre al hombre… a fin de que libremente pudiese acoger la Palabra de
Dios, sin que éste lo forzase. Dios, en efecto, jamás se impone a la fuerza, pues en
él siempre está presente el buen consejo. Por eso concede el buen consejo a todos.
Tanto a los seres humanos como a los ángeles… Y esto ni siquiera en el campo de
su actividad, sino también en el dominio de la fe el Señor salvaguardó la libertad…
del hombre. En efecto dijo: "Que se haga conforme a tu fe" (Mt 9,29). Esto muestra
que el ser humano tiene su propia fe, porque también tiene su libre arbitrio. Y
también: "Todo es posible al que cree" (Mc 9,23). Y: "Vete, que te suceda según tu
fe" (Mt 8,13). Todos los textos semejantes prueban que el ser humano tiene
libertad para creer. Por eso "el que cree tiene la vida eterna, mas el que no cree en
el Hijo no tiene la vida eterna…”
Pero, dicen, hubiera sido necesario que no hiciese libres ni siquiera a los ángeles,
para que no pudieran desobedecer; ni a los seres humanos que al momento fueron
ingratos contra El, por el mismo hecho de haber sido dotados de razón, capaces de
examinar y juzgar; y no son como los animales irracionales, que nada pueden
hacer por propia voluntad… Mas si así fuera, (los seres humanos) ni se gozarían con
el bien, ni valorarían su comunión con Dios, ni desearían hacer el bien con todas
sus fuerzas, pues todo les sucedería sin su impulso, empeño y deseo propios, sino
por puro mecanismo impuesto desde afuera.
De este modo el bien no tendría ninguna importancia, pues todo se haría por naturaleza más que por voluntad, de modo que harían el bien de modo automático, no por propia decisión; y por la misma razón, ni podrían entender cuán hermoso es el bien, ni podrían gozarlo.
Porque, en efecto, ¿cómo se puede gozar de un bien que no se conoce? ¿Y qué
gloria se seguiría de algo que no se ha buscado? ¿Qué corona se les daría a quienes
no la hubieran conseguido, como quienes la conquistan luchando?... Cuanto más
luchamos por algo, nos parece tanto más valioso; y cuanto más valioso, más lo
amamos".
"Religando nuestra humanidad hacia lo trascendente, desde la Pedagogía Católica"
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Francisco hereje, otra religión – ¿Yo Católico, que debo hacer?
Francisco hereje, otra religión – Yo Católico, que debo hacer? Como Católicos hemos vivido en la tradición de los buenos papas que como fiel...
-
12 claves para comprender el dogma. REDACCIÓN CENTRAL, 21 May. 16 / 10:09 am ( ACI ).- Este domingo la Iglesia celebra la solemnidad ...
-
-LIBRO DE ODIO- ¡Aléjate de ellos! "La Torah y el Talmud son la Biblia del judaísmo, con la diferencia que, si bien en nuestra ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario