"En aquel tiempo al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla.
Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos.
El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.
El les dijo: "Soy yo, no teman".
Ellos quisieron subirlo a la barca,
pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban".
Comentario del Evangelio por: San Clemente de Alejandría (150-v. 215),
teólogo El pedagogo, III, 12, 101
"Inmediatamente, la barca se acercó a la orilla".
"Dirijamos nuestra oración al Verbo: Sé propicio a tus pequeños, Pedagogo, Padre, Guía de Israel (2 R 2,12), Hijo y Padre, ambos uno solo, Señor. Concede a quienes seguimos tus preceptos llevar a su perfección la semejanza de la imagen (Gn 1,26), y sentir en lo posible la bondad de Dios, como juez y su rigor; y concédenos tú mismo todo eso: que vivamos en tu paz sobre la tierra, que seamos trasladados a tu ciudad; que atravesemos sin naufragar las olas del pecado, y que, en plena calma, seamos transportados junto al Espíritu Santo, la inefable sabiduría.
Que de noche y de día, hasta el día final, alabemos y demos gracias al único Padre e Hijo, Hijo y Padre, al Hijo Pedagogo y Maestro, junto con el Espíritu Santo.
Todo está en el Uno, puesto que en Él son todas las cosas (Jn 1,3; 1 Co 8,6; Col 1,16-17), por quien todo es uno, por quien la eternidad es, de quien todos somos miembros (Rm 12,5; 1 Ci 12,12); de Él es la gloria y los siglos; todo sea para el bueno; todo, para el Bello; todo, para el Sabio; todo, para el Justo. A Él la gloria, ahora y por los siglos de los siglos. Amén" (Rm 11,36).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario