«¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación?».
"En aquel tiempo dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'.
Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos».
Comentario del Evangelio por: San Bernardo (1091-1153),
monje cisterciense y doctor de la Iglesia Sermón 38 sobre el Cantar de los Cantares. "La ignorancia de los que no se convierten".
"El Apóstol Pablo dice: “Lo que algunos tienen es ignorancia de Dios” (1Co 15,34). Yo digo, que permanecen en esta ignorancia todos aquellos que no quieren convertirse a Dios.
Ellos rechazan esta conversión por la única razón de que ellos imaginan a Dios solemne y severo cuando es todo suavidad; ellos lo imaginan duro e implacable cuando es todo misericordia; creen que es violento y terrible cuando es adorable.
Así el impío se engaña a sí mismo y se fabrica un ídolo en vez de conocer a Dios tal cual es.
¿Qué teme esta gente de poca fe? ¿Qué Dios no querrá perdonar sus pecados?
Pero si Él mismo, con sus propias manos, los clavó en la cruz (Col 2,14). ¿Qué pueden temer todavía? ¿Ser ellos mismos débiles y vulnerables? Pero si Él conoce muy bien la arcilla con que nos ha hecho. ¿De qué tienen miedo? ¿De estar demasiado acostumbrados al mal para abandonar las costumbres de la carne?
Pero el Señor liberta a los cautivos (Sal 145,7).
¿Temen por tanto que Dios, irritado por la inmensidad de sus faltas, vacile en tenderles una mano que los socorra?
Pero allí donde abundó el pecado, la gracia sobreabundó (Rm 5, 20).
¿Quizá la preocupación por el vestido, el alimento y otras necesidades de su vida, les impide separarse de sus bienes?
Dios sabe que tenemos necesidad de todo esto (Mt 6, 32).
¿Qué más quieren?
¿Cuál es el obstáculo para su salvación?
Ignoran a Dios, no creen en nuestra palabra. Por tanto es necesario que se fíen de la experiencia de los demás".
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