papa Alocución en el encuentro interreligioso en Asís, 27•10•1986
No hay paz sin un amor apasionado por la paz. No hay paz sin una feroz voluntad de realizar la paz. La paz necesita sus profetas. Juntos hemos llenado nuestros ojos de visiones de paz: engendran nuevas energías para un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz, gestos que rompan el encadenamiento fatal de las divisiones heredadas de la historia o bien engendradas por las modernas ideologías. La paz espera sus constructores. Tendamos la mano a nuestros hermanos y hermanas para animarlos a construir la paz sobre cuatro pilares que son: la verdad, la justicia, el amor y la libertad. La paz es una obra en construcción abierta a todos y no solamente a los especialistas, a los sabios, a los estrategas. La paz es una responsabilidad universal: pasa a través de mil pequeños actos de la vida cotidiana. Es a través de su propia manera diaria de vivir con los demás que los hombres hacen su elección a favor o en contra de la paz…
Lo que hemos hecho hoy en Asís, orando y dando testimonio de nuestro compromiso en favor de la paz, debemos seguir haciéndolo cada día de nuestra vida. Porque lo que hemos hecho hoy es vital para el mundo. Si el mundo debe continuar, si los hombres y mujeres deben seguir viviendo en él, el mundo no puede prescindir de la oración.
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