"Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él?
¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él?
¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía?" (Romanos 10,13-15a).
13 Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
14 Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
15 ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
16 Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
17 La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
18 Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
19 Pero vuelvo a preguntarme: ¿Es posible que Israel no haya comprendido? Ya lo dijo Moisés: Yo los pondré celosos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata.
20 E Isaías se atreve a decir: Me encontraron los que no me buscaban y me manifesté a aquellos que no preguntaban por mí.
21 De Israel, en cambio, afirma: Durante todo el día tendí mis manos a un pueblo infiel y rebelde. (Romanos 10, 13-21)
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