"En aquel tiempo María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras".
Comentario del Evangelio por San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia. Homilía 25 sobre el evangelio; PL 76, 1188-1196
"Te llama por tu nombre"
“...si te lo has llevado tú,..” Como si María ya le hubiera dicho lo que era la causa de sus lágrimas. Ella habla de “él” sin pronunciar su nombre. Esto es propio del amor: lleno de aquel que ama, el amante cree que todos los demás participan en la misma pasión del amor... María no se imagina que alguien pueda ignorar la causa de su inmenso dolor.
Jesús le dice “María”. Hace un momento la llamó con el nombre genérico de su sexo: “mujer”, y no se daba a conocer. Ahora la llama por su nombre propio, como si le dijera sin ambages: “¡Reconoce al que te conoce!” Lo mismo decía Dios a Moisés, el hombre perfecto: “Te conozco por tu nombre.” (Ex 33,12) “Hombre” es el nombre común a todos, pero “Moisés” es su nombre propio y el Señor le dice con toda claridad que lo conoce por su nombre. Parece que le quiere dar a entender: “Yo no te conozco como el conjunto de las personas, sino que te conozco personalmente.”
Así, llamada por su nombre, María reconoce a su creador y le responde al instante. “Rabboni”, es decir, “maestro”. Era él a quien ella buscaba fuera, pero él le pedía que lo buscara dentro.... “María de Magdala se va a anunciar a los discípulos: “he visto al Señor y les contó lo que Jesús le había dicho.” (cf Jn 20,18) El pecado de los hombres abandona el corazón de donde había salido. Pues, era una mujer que en el paraíso ofreció al hombre el fruto de la muerte. Es una mujer que junto a la tumba, anuncia la vida a los hombres y trasmite las palabras de aquel que da la vida.
"Religando nuestra humanidad hacia lo trascendente, desde la Pedagogía Católica"
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