"Vete, tu fe te ha salvado".
"En aquel tiempo, mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle:
"¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo:
"Vayan a presentarse a los sacerdotes".
Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias.
Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez?
Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Comentario del Evangelio por : San Francisco de Asís (1182- 1226)
fundador de los Hermanos Menores Primera Regla, 23
«Ha vuelto para dar gloria a Dios»
"Poderosísimo, santísimo, altísimo y soberano Dios,
Padre justo y santo, Señor, rey del cielo y de la tierra,
te damos gracias por ser tú quien eres,
porque, por tu santa voluntad,
y por tu Hijo único con el Espíritu Santo,
has creado todas las cosas, espirituales y corporales.
Nos has hecho a tu imagen y semejanza,
nos has colocado en el paraíso;
y nosotros, caímos por nuestras faltas.
Te damos gracias porque,
igual que tú nos has creado por medio de tu Hijo
igualmente, por medio del santo amor con que nos has amado,
has hecho nacer a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre,
de la gloriosa Virgen, Santa María,
y, por su cruz, su sangre y su muerte,
has querido rescatarnos de nuestro cautiverio.
Te damos gracias porque este mismo Hijo
vendrá en la gloria de su majestad,
para mandar al fuego eterno a los malditos
que no han querido convertirse y reconocerte
y para decir a todos los que te habrán reconocido,
adorado y servido en la penitencia:
«Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo» (Mt 25,34).
Todos somos miserables y pecadores, no somos dignos de nombrarte;
te rogamos, pues, aceptes
que nuestro Señor Jesucristo
tu Hijo muy amado en quien te complaces,
junto con el Espíritu Santo Paráclito,
sea él mismo quien te de gracias por todo,
tal como te place y como a él le place,
él, que te basta siempre y en todo,
él, por quien has hecho tanto por nosotros. ¡Aleluya!"
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